Cada septiembre, Ajijic se viste de fiesta con uno de los eventos más esperados por locales y visitantes: Usos y Costumbres del Rebozo. Lo que alguna vez fue un sencillo desfile de mujeres portando esta prenda mexicana, hoy se ha transformado en una celebración cultural que llena la Plaza Principal de música, color y tradición. El evento no es solo una muestra textil, sino un homenaje vivo a la identidad del pueblo, una cita donde confluyen generaciones y donde la memoria colectiva se convierte en espectáculo.

El rebozo, con más de cuatro siglos de historia en México, ha acompañado a las mujeres en cada etapa de la vida. Ha servido para cargar a los hijos, como abrigo en las madrugadas frías, como prenda de gala en las fiestas y hasta como elemento sagrado en rituales religiosos. Su valor trasciende lo estético: es un símbolo de resistencia, de pertenencia y de orgullo. En Ajijic, esta prenda se convirtió en la protagonista de un evento que ha sabido adaptarse con los años, sin perder la esencia que lo originó.
La historia del rebozo en México
Hablar del rebozo es hablar de México. Esta prenda no es solo un trozo de tela: es un símbolo vivo de identidad, tradición y orgullo. Su origen se remonta a los siglos XVI y XVII, cuando el mestizaje dio vida a algo único. De los huipiles indígenas, los chales españoles y los tejidos orientales que llegaban en los galeones de Manila nació una pieza versátil que acompañaría a las mujeres mexicanas en cada etapa de su vida.

El rebozo pronto se convirtió en mucho más que un accesorio. Era abrigo en las madrugadas frías, cuna improvisada para arrullar a los hijos, aliado en las fiestas para realzar la elegancia y hasta mortaja en los ritos funerarios. Una prenda que, literalmente, estaba presente desde el nacimiento hasta la muerte, y que reflejaba en cada diseño la identidad de una región, un pueblo y una mujer.
En los siglos XVIII y XIX, su presencia se hizo tan fuerte que aparecía en retratos, en novelas y en la mirada de viajeros fascinados por la gracia con que las mexicanas lo portaban. Detrás de cada pieza había manos expertas: las reboceras, artesanas que, con paciencia infinita, tejían hilos de algodón, lana o seda hasta dar forma a verdaderas obras de arte.
El siglo XX le dio un nuevo papel: el de símbolo nacionalista y revolucionario. No solo lo usaban mujeres de la vida cotidiana, también lo adoptaron figuras icónicas como Frida Kahlo y las valientes “adelitas”, quienes lo llevaron en el frente de batalla, al mismo tiempo como herramienta y como estandarte de identidad. El rebozo pasó entonces de ser prenda cotidiana a convertirse en bandera cultural.
Hoy, aunque en las grandes ciudades ha perdido protagonismo, en comunidades tradicionales sigue siendo un elemento esencial. Y lo más emocionante es que no ha quedado en el pasado: diseñadores contemporáneos lo han reinterpretado en pasarelas y colecciones modernas, demostrando que el rebozo no es una reliquia, sino un legado que se reinventa con cada generación.
El rebozo, al final, no es solo tela entretejida: es historia, es arte, es memoria. Y cada vez que alguien lo porta, revive una tradición que lleva siglos envolviendo el corazón de México.
Origen y primeros pasos
El desfile nació como una iniciativa comunitaria en la que un grupo de mujeres decidió rescatar la tradición del rebozo como parte esencial de la identidad local. Al principio, las participantes simplemente caminaban por las calles principales, mostrando piezas heredadas o confeccionadas por artesanas del pueblo. Era una forma sencilla de recordar a todos que el rebozo no debía quedar relegado al pasado, sino permanecer como un símbolo vigente de cultura y orgullo.
Lo que comenzó como un gesto modesto pronto se convirtió en un evento esperado año con año. El entusiasmo de las familias, el apoyo de las asociaciones culturales y la participación de jóvenes y adultos hicieron que la celebración creciera, integrando nuevas expresiones artísticas y ampliando su alcance. Así, el desfile dejó de ser un acto aislado para convertirse en parte de las grandes festividades que marcan el calendario de Ajijic.
Usos y Costumbres del Rebozo en Ajijic: evolución del evento
La transformación del desfile en lo que hoy conocemos como Usos y Costumbres del Rebozo es un reflejo de la riqueza cultural de Ajijic. Con el paso de los años, la comunidad comprendió que el rebozo no podía presentarse de manera aislada: debía enmarcarse dentro del contexto de todas las tradiciones que dan vida al pueblo. Por ello, poco a poco se fueron incorporando otros elementos festivos que conviven en la memoria colectiva, como los sayacos del Carnaval, los altares de Día de Muertos, las fiestas guadalupanas y las posadas de diciembre.

La Plaza Principal, corazón del evento, se convirtió en escenario natural de esta evolución. El quiosco, los portales y las calles que lo rodean se transforman en una pasarela de identidad donde el rebozo comparte protagonismo con danzas folclóricas, mariachis y charros. La atmósfera es única: los visitantes no son simples espectadores, sino parte de la celebración, rodeados de aromas de antojitos, música en vivo y la alegría contagiosa de un pueblo que muestra con orgullo sus raíces.
El nuevo nombre del evento, Usos y Costumbres del Rebozo en Ajijic, refleja esta evolución. Ya no se trata solo de un desfile de prendas, sino de una celebración integral de las múltiples formas en que el rebozo se inserta en la vida cotidiana. El público no solo contempla la prenda como pieza estética, sino que se le recuerda su papel en la crianza de los hijos, en los bailes tradicionales, en las ceremonias religiosas y hasta en los rituales de despedida a los difuntos. Cada uso es una huella cultural que se reactiva y se comparte con quienes participan.
El desfile también es un puente generacional. Las niñas caminan con rebozos recién tejidos, mientras que las mujeres mayores portan piezas con décadas de historia familiar. Los jóvenes se involucran como músicos, organizadores o cronistas visuales, registrando en fotos y videos una tradición que respira y evoluciona año con año. La comunidad entera se convierte en protagonista de un ritual de pertenencia que asegura que la tradición no solo se conserve, sino que se renueve en cada edición.
Una prenda que cuenta historias
El rebozo no es una simple tela: es herencia, es memoria, es identidad. Cada pieza guarda una historia distinta, desde la abuela que lo usó en su boda hasta la madre que lo empleó para cargar a sus hijos. Los diseños y colores también hablan de regiones y estilos particulares, convirtiendo cada rebozo en una especie de documento cultural. En Ajijic, esa diversidad se hace visible en el desfile, donde conviven piezas antiguas con nuevas creaciones elaboradas por artesanas que mantienen vivo el oficio.
Para quienes participan, portar un rebozo en el desfile no es solo vestirse para la ocasión. Es honrar a sus antepasados, reafirmar su identidad y mostrarse ante el mundo como parte de una tradición que los trasciende. Es, también, una oportunidad de recordar que detrás de cada prenda hay horas de trabajo artesanal, paciencia y dedicación, un arte que sigue siendo transmitido de generación en generación.
Más allá del desfile

La celebración del rebozo se integra a una temporada de festividades que arranca en septiembre y se extiende hasta fin de año. Ajijic vibra con el Grito de Independencia, el Desfile del Rebozo, las procesiones religiosas y el Día de Muertos, conformando un mosaico cultural que convierte al pueblo en un imán para quienes buscan experiencias auténticas en México. Usos y Costumbres del Rebozo marca el inicio de este ciclo, abriendo la puerta a meses de tradición, fiesta y encuentro comunitario.
Una cita que no te puedes perder
Quien asiste a Usos y Costumbres del Rebozo en Ajijic difícilmente lo olvida. La energía que se vive en la plaza, la belleza de los rebozos ondeando al ritmo del viento y la música que envuelve cada rincón hacen de este evento una experiencia inolvidable. Ya sea que lo vivas como visitante o como parte de la comunidad, presenciar esta celebración es acercarte al corazón cultural de Ajijic.
Si planeas visitar el pueblo en septiembre, guarda un lugar en tu agenda para este evento. No solo disfrutarás de un espectáculo lleno de color y tradición, también te llevarás un pedazo de la identidad de Ajijic, un recordatorio de que la cultura mexicana está viva y late con fuerza en cada rincón de este Pueblo Mágico.
Recomendaciones prácticas para vivirlo

Si piensas asistir al Desfile del Rebozo en Ajijic, aquí tienes algunos consejos útiles:
- Llega temprano para conseguir un buen lugar cerca del quiosco.
- Trae paraguas o sombrero, ya que septiembre es temporada de lluvias.
- Carga tu cámara o celular para capturar momentos únicos.
- Prueba la gastronomía local: antojitos típicos como elotes, tamales o churros acompañan la fiesta.
- Participa activamente: aplaude, canta, baila y comparte tu experiencia en redes con #DesfileDelRebozoAjijic.
Conclusión
El Desfile del Rebozo en Ajijic es más que un evento: es un recordatorio vivo de quiénes somos como cultura y de cómo las comunidades mantienen su esencia frente al paso del tiempo.
Es identidad, memoria y orgullo.
Es comunidad, fiesta y resistencia.
Es Ajijic latiendo al ritmo de su tradición.
Si alguna vez visitas este Pueblo Mágico en septiembre, no te pierdas la oportunidad de vivirlo. No solo serás espectador, sino parte de una historia que sigue tejiéndose, hilo por hilo, como los rebozos que la inspiran.
Quieres conocer mas sobre Usos y costumbres del rebozo visita el blog del Hotel Casa Blanca: